1. El mejor antidepresivo.
2. Delgadas o Gorditas, los tacones siempre estilizan, levantan el pompís, y tensan las piernas, además hacen verse mucho más alta.
3. Agarran cualquier outfit, aunque sea todo de un sólo color, pero la diferencia la hará un buen par de zapatos y lograrán verse totalmente diferentes.
4. Y la cadencia, cómo cambia cuando vamos con nuestros tacones, con actitud arrolladora, vamos por ahí sintiendo que el mundo nos pertenece.
5. Echamos los hombros para atrás, sacamos pecho, y ponemos una mirada de altivez. Nos sentimos capaces de conquistar el mundo.
6. Los zapatos duran mucho tiempo y así podrás utilizarlos por largas temporadas.
7. Puedes comprarlos de cualquier color, pues ya no es una regla combinarlos con la bolsa, la cartera o el cinturón.
8. Formales o casuales, los puedes llevar en cualquier situación siempre y cuando sepas cuándo y cómo usarlos.
9. Se consideran como una inversión a largo plazo, pues con la mano de un experto puedes cambiarles el color o personalizarlos con detalles adicionales como flores y moños, dependiendo de la ocasión y así se ahorra en la compra de otro par… al menos de momento.
10. Sientes que te da más formalidad aún en tus peores momentos, aunque te resulten incómodos.
No estoy diciendo que no te veas guapa cuando usas zapatos bajitos, esos que no tienen tacón y seguro no sacan ampollas, callos ni juanetes, pero es que la cadencia al caminar cuando vas en tacones te exalta. Y no hay nada más atractivo que una mujer que se siente atractiva, y nada que las haga sentir más atractivas que unos zapatos con los que caminan incómodas. Desde la tradición china de los “pies vendados”, en que las mujeres no sólo vendaban sus pies desde la tierna edad de cuatro años, sino que se fracturaban los cuatro dedos pequeños de los pies para que estos parecieran un “loto dorado”, hasta nuestros días de zapatos altos con plataformas, las mujeres por verse y sentirse guapas se someten a unos niveles de dolor e incomodidad inimaginable. Al punto de que si bien hoy en día no se los vendan ni fracturan, sí se les deforman por la acción del zapato.